El resultado de las eliminatorias futbolísticas del martes y el miércoles en el "doble enfrentamiento hispano-alemán" en las competiciones europeas parece más adecuado a los nuevos tiempos que corren, al menos desde el punto de vista económico, que los de tiempos pasados.
Siempre me ha llamado la atención que países con importantes problemas económicos se permitan el lujo de tener equipos deportivos, tanto en fútbol como en basket, mas acordes en gastos y sueldos a grandes potencias económicas que a países con desastrosos resultados en el mundo de la pasta. Así, lugares como España, Italia, Grecia o Turquía han sido y siguen siendo aún la sede donde, junto a desgarradoras medidas económicas, se anunciaban fichajes insultantemente multimillonarios por tocar bien la pelotita.
A lo mejor, con esto de la crisis, recordamos que todos los equipos deben de pagar a la Seguridad Social, estar al día con Hacienda y no verse envueltos en sospechosos movimientos especulativos de terrenos o dineros dificilmente comprensibles de entender su procedencia. Y veremos, si no estamos viendo ya, como dioses del balón aquí, comienzan a descubrir la bonanza en en el norte de Europa.
Bajar algunos peldaños también en esto parece que empieza a verse como dentro de lo comprensible.
