Partiendo de la base de que la libertad, tal y como se consagra en el preámbulo de la Declaración de los Derechos Humanos, tiene por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de la humanidad, es importante establecer de entrada una clarificación: una cosa es la libertad del ser humano que le dota del derecho a decidir sobre su propio desarrollo y otra muy distinta es la libertad relativa a un sistema económico.
Libertad es que toda persona pueda ejercitar sus derechos en igualdad de condiciones.
Aquí subyace una de las principales diferencias entre las concepciones políticas de izquierda y derecha. Defender la Libertad significa garantizar que toda persona pueda tener acceso a ejercitar sus derechos en igualdad de condiciones, sin más limitación que la propia garantía de que los demás puedan también ejercitar los suyos. Por tanto, implica la contextualización del individuo en la comunidad, y entendemos así que el límite a nuestra propia libertad se encuentra donde comienza la de los demás. (www.elplural.com)