Sí, desgraciadamente hay mucha gente que no ve el peligro
hasta que lo tiene delante de sus propias narices.
El efecto Bolsonaro no es el primero
en un país mundialmente muy importante.
hasta que lo tiene delante de sus propias narices.
El efecto Bolsonaro no es el primero
en un país mundialmente muy importante.
Nos lo recuerda David Bollero en Público :
A finales de 2015, el pueblo argentino votó al neoliberal Mauricio Macri y hoy llora desconsoladamente, con las calles y portales convertidos en hogar para una ingente cantidad de personas. Tres años le han bastado a Macri para sumir a Argentina en la miseria mientras su patrimonio y el de quienes mueven sus hilos se encuentra a buen recaudo en dólares, lejos de la depreciación del tipo de cambio o de las imposiciones del FMI.
Brasil llorará también y sí, también ese electorado blanco que se ha dejado encandilar por los cantos de sirena de Bolsonaro, esa clase media que nunca quiso enterararse de que una democracia moderna real es un sistema solidario, en el que los estratos más bajos de la sociedad han de ser los primeros beneficiaros de la bonanza, en el que el reparto de la riqueza es la quintaesencia del bienestar.