Según las opiniones que vierto en este blog, cualquiera que me siga un poco sabe que no soy favorable en Europa de los separatismos territoriales que están en la prensa diaria y en nuestra vida cotidiana.
Y creo en las posibilidades que ofrecen las herramientas democráticas y que todas esas problemáticas pueden encauzarse y solucionarse por las vías del diálogo.
Me preocupan mucho más los separatismos ideológicos. Esos que dentro de un mismo territorio procuran dividir a la ciudadanía en ideologías, de manera que no se mezclen unas con otras y que las instituciones democráticas no puedan "entrar" en lo que ellos consideran sus espacios privativos y privados.
En este último caso predominan fundamentalmente las ideologías religiosas que, creyéndose por encima de las "leyes humanas" procuran organizarse mediante las ordenes que les dan sus pastores religiosos (sacerdotes, imanes, etc ...) Son los separatismos más peligrosos. Con estos sí que habría que ser duros y no darles la más mínima posibilidad de arraigo y crecimiento.
En Francia esta semana pasada hemos conocido con espanto otro ejemplo de la violencia de ese independentismo ideológico. Si no lo cortamos y extirpamos a tiempo tendrá muy lamentables consecuencias.