Encapuchados, reclamando "libertad", quemando contenedores, lanzando piedras a la Ertzaintza, rechazando decisiones gubernamentales tomadas bajo la más estricta legalidad democrática. ¿Os suena?
Vuelve la violencia a nuestras calles. Con nuevas y viejas reivindicaciones. Ojito con cómo reaccionamos ante estos grupos incultos, frustrados y fascistoides. Si se les da canchita o se actúa con benevolencia se crecen como la mala hierba con abono de primera.
Difícil de entender que estos antirrevolucionarios de pacotilla pillen desinformados a nuestras fuerzas de orden. Y que tras una movida como la de ayer haya tan pocos detenidos.
Algunos les llaman "negacionistas". No nos equivoquemos. Envueltos en una incultura orgullosa, frustrados por un futuro desesperante, alimentados por un fascismo ilusionante, invitarles a volver al valle de la Democracia no suele tener resultados a corto plazo. Y mientras tanto, con esa chusma envalentonada no se puede ser condescendientes, comprensivos ni dialogantes.