Con los borbones, y en particular con el rey Juan Carlos, no hay el menor peligro de confundir ficción y realidad.
Con el rey Juan Carlos la teleserie ficticia de los periódicos y noticiarios va chocando frontalmente con una realidad llena de jeques árabes, amantes sufragadas con el erario público, banqueros corruptos, colaboradores en traje de rayas, maletines de dinero negro, elefantes y osos abatidos a tiros.
Los defensores y alabarderos del rey emérito sostenían que había que esperar a que actuara la justicia antes de acusarle del delito del fraude fiscal, pero sus abogados han adelantado a Hacienda un trailer de 678.393,72 euros que ha despejado cualquier duda que pudiera quedar sobre su culpabilidad.
En España no sólo vivimos en una monarquía basada en hechos reales sino que, por desgracia, seguimos creyendo en los Reyes Magos. Es la ventaja de vivir no exactamente en la realidad sino en la realeza.
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