en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Hoy no temblamos de miedo como antes, estos días temblamos de indignación.

 Como ciudadano, en primer lugar y como demócrata por añadidura, no puedo por menos que saltar al ruedo para hacer frente a esa bestia que acaba de salir en tromba, con desmesura e intención de llevarse por delante a una mayoría social que piensa diferente.

El cabecilla de un grupo de militares de aviación retirados, valientes ellos, que llegó en activo al grado de general de división, ha escrito y reiterado en chats de WhatsApp del grupo de su promoción del ejército del aire, la XIX, lindezas del estilo “no queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta”.

Semejante ignominia no solo mancilla su propia promoción de la Academia General del Aire sino que ensucia la imagen de todas las fuerzas armadas, del último soldadito/a hasta el mando supremo, el Rey. 

Consideran estos insignes militares retirados que el Gobierno actual carece de legitimidad (¿Os suena ese raca raca de la derecha PP/Vox?) y que están llevando a la patria a la ruptura.

Como ciudadano afectado por las declaraciones amenazadoras de esos fascistas me tranquilizaría oir a toda la institución afectada, Ejercito, Ministra (ya lo ha hecho) y Rey, mandatario máximo del organismo, declaraciones condenatorias rotundas e inequívocas de semejantes amenazas.

Desgraciadamente, me gustaría oirlas, pero no las espero.
Hace cuarenta años temblábamos de miedo,
estos días de doble o triple indignación.