Múgica y Butrón es la calle que desemboca en la Plaza del Funicular. Haciendo esquina con Huertas de la Villa había una perfumería de nombre Rubio. La regentaba María Ángeles, una señora viuda, respetada, apreciada en el entorno y muy amiga de mi madre.
Iñaki Anasagasti es vecino del barrio, y yo un asiduo del mismo por razones familiares. Y el post que ha publicado en su blog el pasado día 24 cuenta con mi total acuerdo y coincidencia,
Maria Angeles se jubiló ya hace años y, pasado un tiempo, se abrió una floristería llamada Nina. La regenta Nina con su marido Jon, una pareja rumana que en base a trabajo, horas y simpatía se han hecho con el corazón del barrio.
Todos los días abren su tienda, colocan sus flores, sus plantas, sus helechos, sus limoneros y palmeras y ahora en Navidad, su flor de Pascua.
Pero no solo eso sino adornan las esquinas colindantes. Las colocan en las fachadas y en los alfeizares, dando color y alegria con sus flores.
Y así todos los días, poner y recoger.
Y en Navidad, Jon, ha puesto un buzón para recibir cartas para el Olentzero. Se de niños que han depositado sus misivas al carbonero. Y Jon estos días vestido, a su manera, de Olentzero, invita a depositar una carta en su buzón de cartón, hecho con mimo y como contrapartida les regala caramelos.
Todo un ejemplo de integración, de buen rollo, de simpatía y amabilidad que la gente agradece y comenta favorablemente.