El Procés en cuanto metáfora del hámster mostraba dos cosas: por un lado nos hablaba del tedio de tener que proseguir ad eternum un camino que no llevaba a ninguna parte. La misma rueda, el mismo paisaje. Por el otro, la metáfora apelaba a la ignorancia que se le supone al hámster y a la imposibilidad de poder cambiar la realidad existente, pues, al fin y al cabo, este animalito peludo no se detendría nunca para cuestionar porque hacía años y años que corría sin moverse del lugar.
Bueno, pues todo esto ha terminado. El hámster ha muerto. La plácida ignorancia de la vida animal ha llegado a buen puerto, y en su lugar el Procés ha propiciado los elementos para ubicar una nueva metáfora. Ha pasado de ser un hámster ligado a una rueda a ser un alma castigada a cargar una piedra durante toda la eternidad, tal como si se tratara del mítico Sísifo propio del mundo griego antiguo que Albert Camus llevó al mundo de la literatura.
Y es que, efectivamente, ERC se ha convertido en Sísifo. A ERC se le ha impuesto el castigo de cargar con el peso del Procés a sus espaldas. Su crimen fue mirar hacia atrás y atreverse a imaginarse un gobierno en minoría. ERC intentó abandonar de una vez por todas la dependencia de los convergentes y no lo logró, así que ahora volverán a gobernar con aquellos que Pere Aragonés dijo que no gobernarían.
Una nueva etapa del Procés que no motiva ni a los mismos protagonistas, que si no se aguantaban en la última legislatura, ahora deberán tragarse todos los reproches que se han hecho las últimas semanas.
De igual manera que la pasada legislatura, ERC y Junts por Catalunya no suman mayoría absoluta, así que necesitarán ayuda externa para sacar adelante su gestión del Govern. A la CUP le tocará hacer de policía local de unos acuerdos ya cuestionados por algunos de los líderes de Junts.
¡Qué pereza. Pobre Sisifó!