El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 15 de mayo de 2021

Cuanto mayor es la agresión contra Palestina,
mayor es también la influencia de Hamás.

 La violencia se ha adueñado por enésima vez del conflicto palestino-israelí y nadie de momento da señales de estar en condiciones de detener la escalada.

Al último episodio del agravio palestino, 
el desalojo de varias familias de Jerusalén oriental para entregar sus propiedades a colonos israelís, ha seguido la protesta contra tal atropello, la represión de rigor, la respuesta en forma de cohetes orquestada desde Gaza por Hamás y la Yihad Islámica, el bombardeo israelí de la franja –al menos 27 muertos, entre ellos nueve niños, y bastantes más de cien heridos– y, por último, la refriega nocturna en la Explanada de las Mezquitas. Todo ello en las postrimerías del Ramadán y con los gobiernos de Israel y Palestina en una situación especialmente erosionada.

Cuando la Autoridad Palestina esperaba una señal de Estados Unidos para resucitar un proceso de paz poco menos que inviable, ha asomado una vez más la lógica harto conocida del principio de acción y reacción. Y en tal escenario se mueven como pez en el agua los partidarios en Israel del gran garrote y en el universo palestino, las facciones más radicales, tan decididas a presentar batalla a Israel como a neutralizar el posibilismo auspiciado por el Gobierno sin rumbo de Mahmud Abás.