Crecido por la última palmadita de Trump antes de ser expulsado de la Casa Blanca, ha puesto en jaque a la Unión Europea (UE) que, de largo, es quien más nutre su fortuna personal que, lamentablemente, no llega al pueblo marroquí.
Todo cuanto ha sucedido en Ceuta ha sido un error que retrata a Mohamed VI como un monarca caprichoso y soberbio que pretende extender su dictadura más allá de sus fronteras.
Marruecos ha querido poner en jaque a España y, al hacerlo, también ha puesto a Europa, porque si la UE quiere de veras parecer la unión que es ha de actuar en bloque.
La UE, por su parte, debería mostrar firmeza y, aun asumiendo la relación estratégica con Marruecos, debería comenzar a ejercer su estatus quo y dejar de negociar con Mohamed VI desde una posición de inferioridad, empezando a quitar prebendas como el pago a Marruecos por los bancos de pesca saharauis cuando Rabat no tiene autoridad alguna para decidir sobre ellos.
Marruecos ya ha demostrado no estar a la altura; veremos si España y la UE lo están y dejan de plegarse a este Mohamed VI incapaz y acomplejado.