El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 27 de mayo de 2021

Hay políticos que quieren ser jueces.
Hay jueces que juegan a ser políticos.

 Hay políticos que quieren ser jueces.
O que creen que es más cómodo que la Justicia se encargue de problemas que tienen un origen político. Sólo así se entiende que el conflicto que a todas luces existe en Cataluña haya sido dirimido
 una vez sí y otra también en los tribunales, desde el Estatut a la progresión de acontecimientos que desembocaron en el 1 de octubre.

Hay jueces que juegan a ser políticos.
O que no se conforman con cumplir con sus obligaciones, tasadas en la ley, y sucumben a la tentación (muy humana, nada profesional) de bajar a la arena del debate partidista. De poner los puntos sobre las íes. De dar una lección. 

Sólo así se entiende que el presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo (nada menos) haya escogido precisamente esta semana para decir que "cuando no hay concordia es difícil de aceptar” la concesión de indultos.