Y eso que a mí lo que se está haciendo en Euskadi con el sorteo de los pisos nunca me ha parecido bien. Como si ser dueño de un piso fuese un derecho y cuando no puedes satisfacer a todos organizas una lotería.
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¡Lástima que los que prometen y no cumplen en un plazo razonable, en general, no solo no son castigados, al menos electoralmente, sino que incluso caen simpáticos a una gran parte de la olvidadiza población, y más de uno les cree y les vuelve a votar!