De todos los legados que dejó Rumsfeld en el Pentágono, éste es el que perdurará durante más tiempo. Algún día, quizá en la próxima década, EEUU abandonará Irak. Lo que nunca cambiará ya será la implicación de la empresa privada en el negocio de la guerra.
Blackwater es una compañía muy especial --por algo le llaman la guardia pretoriana de la Administración de Bush-- pero no la única. Decenas de ellas han encontrado un filón inagotable. Miles de ex soldados chilenos, sudafricanos, salvadoreños y, desde luego, estadounidenses y británicos tienen ante sí nuevas oportunidades. Y todo porque el gran imperio americano ha descubierto que matar al enemigo es una actividad laboral como cualquier otra. También se puede subcontratar. ...