en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

jueves, 24 de enero de 2019

Es imprescindible que las tres grandes concentraciones de voto progresista en el Estado no rompan entre ellos unas amarras imprescindibles para acuerdos posteriores.

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Los de ‘el partido se fortalece depurándose’, deben estar que se frotan las manos. El renegado Kautsky, y los Kerensky y cía, han abandonado el partido verdadero y hozan ya, como ‘cabezas de chorlito’, ‘en la charca de la socialdemocracia’, como dijo mi admirada, por otros motivos, Dolores Ibárruri de Claudín, Semprún y cía, en su día remoto. ‘Que les vaya bien’, dicen hipócritamente ahora los cabales leninistas en su trinchera siempre recién cavada.

Ahora va Íñigo Errejón y dice que prefiere el modelo Carmena antes que la inanidad coherente y llena de razón de Adelante Andalucía, incapaz de ser alternativa ni siquiera a quien había convertido en enemiga a batir.

El caso es que Podemos, que surgió de la crítica a los ‘pitufos gruñones’ de IU, en algo que se interpretó como traición, se ha convertido, en tan solo un plan quinquenal, en un aparato de enfadados. Gente que se levanta por la mañana cabreada y eso que lleva adelantado. Desde el ‘así no’ de Irene Montero contra Errejón, en plena Navidad de hace dos años; al ‘Iñigo no es Carmena’,  puramente tautológico, ahora de Iglesias. ¿Quiere decir que le hacemos a Errejón lo que no nos atrevemos a hacerle a Carmena?

Tampoco se entiende que se ponga patas arriba el partido para hacer un referéndum sobre si el alicatado del chalet debe ser hasta el techo y no se evacue la más leve consulta sobre si al candidato apoyado en primarias a la Comunidad, Errejón, se le debe apoyar o defenestrar como se ha hecho.

De aquí a mayo pueden pasar cosas que jamás hubiéramos imaginado, como las que han ocurrido desde la fundación de Podemos hasta hoy. Se trata de saber si gobernará la izquierda, lo que será mejor para los madrileños/as, o ganará un tripartito de derechas, lo que sería nefasto para las madrileñas/os. Pero para lo primero es imprescindible que las tres grandes concentraciones de voto progresista en el Estado no rompan entre ellos unas amarras imprescindibles para acuerdos posteriores.