El PP lleva varias elecciones en las que cada vez pierde más seguidores o, dicho de otra manera, sus antiguos votantes les abandonan por sus innumerables casos de evidente mangoneo y corrupción mafiosa. Pero como, a pesar de todas sus derrotas y pérdidas de voto, han conseguido la presidencia andaluza están de fiesta. Un poquito más de reflexión y autocrítica sincera no les hubiese venido nada mal.
Me temo que me lo van a tener que explicar unas cuantas veces si quieren que entienda que "el PP se está levantando y recuperando" de la "crisis producida por su manifiesta corrupción y tendencia a robar dinero público", cuando la realidad es que hoy asume que va a necesitar en muchos lugares de las otras dos derechas, de Ciudadanos y de los ultras del alavés Santiago Abascal, para hacerse o conservar el poder, cosa que antes no sucedía. Sinceramente no sé dónde me pierdo.
Lo cierto es que Casado, Teodoro García, Maroto y compañía transmiten estar de subidón. Ya veremos si siguen igual tras las elecciones europeas, locales y autonómicas en las comunidades no históricas si, como auguran algunos sondeos, los populares se convierten en una fuerza extraparlamentaria en lugares como Navarra. Nada extraño si tu líder nacional proclama a los cuatro vientos que el euskera –la ‘lingua navarrorum’ de que hablaban los romanos– es algo «ajeno» a la comunidad foral.
Mantener las risas de este fin de semana dependerá del voto naranjito y rojigualda y, si además, hay ‘sorpasso’ naranja en más de una comunidad o gran ayuntamiento, o pacto de los liberales con los socialistas, los sonrientes rostros que exhiben este fin de semana los jóvenes líderes populares se helarán.