Juan Carlos I, el rey extra emérito, reliquia real complementaria y adorno borbónico de colección anunció que el 2 de junio se retiraba de la vida pública.
Cinco años después de que le arreglaran la abdicación, ha decidido que ya no va a ir a más saraos varios donde le hagan mucho la pelota, que ya está bien de tanto mover la manita así y poner cara de que le interesan mucho las cosas de otros y de entregar premios. Ya está bien de campechanía.
Además, seguro que se jubila con la sensación de haber cumplido el mandato de su jefe, el que lo entronó. Así se confesó en un documental coproducido por France 3 y RTVE que fue grabado meses antes de su abdicación:
«El día antes de morir, Franco me cogió la mano en su habitación y me dijo: Alteza, la única cosa que le pido es que preserve la unidad de España».