El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 29 de junio de 2019

Sánchez prefiere jugársela otra vez antes que tener a Iglesias en el Gobierno, y le entiendo.

Aunque el 29 de abril nos pareció que la victoria del PSOE sobre sus empequeñecidos rivales garantizaba la reelección de Pedro Sánchez, puesto que la enorme fragmentación del arco parlamentario dejaba a los socialistas como dueños del tablero, dos meses más tarde, se está viendo que esa impresión tenía más de espejismo que de realidad. 

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-joaquim-coll-
Por un lado, la división en dos bloques persiste. El PP recuerda el "No es No" de Sanchez y lo hace suyo, y la crisis abierta en Ciudadanos no ha hecho variar la posición de Albert Rivera, quien ya amenaza con la expulsión a los sectores contrarios a su obcecado antisanchismo.

Pero lo que realmente está a punto de hacer fracasar la investidura es que Pablo Iglesias exige estar en el Gobierno para ejercer de vicepresidente de políticas sociales. Es una pretensión excesiva porque los 42 diputados de Unidas Podemos y sus confluencias no le sirven al PSOE para alcanzar la mayoría absoluta. Sánchez necesitaría más apoyos o la abstención de otros grupos en segunda votación para ser reelegido.

Con todo, el problema de verdad no son los votos porque las fuerzas soberanistas se inclinan a no bloquear la investidura, sino la profunda falta de confianza entre socialistas y podemistas. Sánchez prefiere jugársela otra vez antes que tener a Iglesias en el Gobierno.