
Parece inmoral la ostentación de lujo, poder y riqueza egocéntrica e insultante que hicieron en la boda.
Indignante que las administraciones se plieguen a todas sus peticiones, cerrando calles y dejando sin trabajo por la zona temporalmente a buena parte de los taxis y carros de caballos de la ciudad.
Dicen que quería hacerlo para que fuera histórica, pero lo que consiguieron es que fuera histórica pero del insulto a esa ciudadanía que lo pasa mal para llegar a fin de mes.
Y si la administración en general se plegó a sus deseos, lo de la Iglesia Católica es de vomitar, aunque sea algo a lo que nos tienen acostumbrados, y sigan manifestando tan descaradamente su apuesta por el poder y la riqueza, aunque a veces, algunos, digan lo contrario.
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