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sábado, 11 de julio de 2020

Creo que hay que ir a votar, aunque sea tapándote las narices. Ahora lo tenemos más fácil con la mascarilla. Pero hazlo. Vete y vota.

Se supone que los políticos deben ser un espejo fiel de lo que es la sociedad. Pero la distancia entre representantes y representados parece haberse acrecentado en la dirección contraria a la deseada. Los españoles, y los vascos entre ellos, somos ahora mejores ciudadanos de lo que eramos hace 20 años, pero nuestros representantes, o parte de ellos, parecen haber ido a peor. 

Demasiadas veces hemos comprobado que en todos los partidos hay gente valiosa que podría estar y no está, mientras que algunos de los que están no deberían estar. La presencia de malos políticos no es casual, sino que responde a un problema de selección adversa en los partidos, de una selección basada en la fidelización al líder supremo y no en su valía. El apoyo al líder y a su equipo es moneda de cambio para el reparto de cuotas de poder. Es algo transversal a todos los partidos a lo largo de la historia. 

La irrupción en la política española estos últimos años de Podemos y Ciudadanos hizo albergar ciertas esperanzas de que aquello iba a cambiar, pero si hay algo claro en la nueva política como en la vieja, es que la maquinaria de los partidos prioriza su propia existencia y que los líderes no perdonan. 

Que se lo pregunten a cualquiera que haya tenido que salir de la organización política en la que militaba simplemente por discrepar del líder, por proponer diferentes alternativas o, simplemente, por no seguir a pies juntillas las directrices "de arriba". Somos muchos los que nos hemos curtido en esas "cazas de brujas" que las cúspides realizan periódicamente para tener serviles seguidores en sus filas. Y aquí no hay partido que se salve de tan antidemocráticas  "maniobras".

Así que mañana, si no eres uno de los beneficiados de las decisiones de tu líder, o simplemente, si no tienes líder porque no te da la gana, lo más probable es que tengas que ir a votar, esto último ni lo cuestiono, tapándote las narices. Ahora lo tenemos más fácil con la mascarilla. Pero hazlo. Vete y vota. Y si tu voto ayuda a desmontar los tinglados serviles, mejor.