Por otro lado, en el otro extremo del arco parlamentario, debacle, una más, del PP, que sigue sin encontrar su sitio en el País Vasco, no tiene un discurso claro ni un líder consistente. También en este partido el dedo de Madrid se muestra públicamente con excesiva frecuencia y descaro. Y vuelvo a recordar al Cesar, y el ataque sufrido por su hijo Brutus/Vox (un nombre que queda muy bien en la comparación). Vox, el hijo descarriado, surge en el Parlamento y tira por tierra todos los objetivos que se habían puesto de ser la marca única. Supongo que en Génova se consolarán con el enésimo triunfo de Feijóo en Galicia. Pero aquí, deberían hacérselo mirar. Tantos errores seguidos no son fruto del azar. Otros a los que invito a acudir al rincón de pensar.
Mientras Trump habla del éxito del plan de paz, los israelíes mantienen los dedos en los gatillos de armas que siguen apuntadas a la población civil de Gaza. (martin.gak)