Dios, Patria, Club y virus.

 

Hoy es,
 primero Domingo de Resurrección desde el punto de vista religioso,
y algo parecido, desde el punto de vista potítico nacionalista.

Gran día para unos y para otros.
Que sigan celebrandolo, pero eso sí, sin salpicar, por favor.

Ahora bien,
para los que vivimos tiempos laicos, desdeñosos con la liturgia, 
con el misterio de lo intangible de aquí y de más arriba,
los que vivimos contentos con unas calles sin cucuruchus,
sin procesiones, sin kukuxclanes
ni grandes exaltaciones patrias, 
para los que nos quedaba el Athletic
y recordábamos aquellas fiestas irracionales pero simpáticas, 
único punto en común de la gran mayoría de la población,
que tambien hoy nos hemos quedado a dos velas,
el demonio es otro ahora. 
Tampoco se ve, pero sí que se siente.

Ese sí que lo compartimos todos, querámoslo o no:
el gilipollas que se tiro ayer en Bilbao desde un semaforo
manifestando su amor por su Club,
el que llora amargamente por no poder exibir por las calles
el amor a su Dios, a su Patria, a su Club o a la madre que lo pario,
el que lee o no lee este post y yo mismo.
Todos/as compartimos, sin quererlo un enemigo común
El virus de las narices (nunca mejor dicho). 

Que bonito sería que en vez de darnos de hostias
por cosas que a lo mejor existen o no,
uniesemos fuerzas contra el enemigo común,
cientificamente demostrado y con concecuencias tambien
claramente probadas.