Creo tan razonable la apuesta por el tren de alta velocida, por la modernización del pais y de sus infraestructuras, de la super sur, etc... y veo tan ridículas las posturas que se oponen a estas medidas que tal como dice Xabier en su comentario, solo se pueden entender como un enfrentamiento entre el poder coactivo de ETA contra el poder legítimo institucional. Discusión sobre trenes de Xabier Gurrutxaga en EL CORREO
El Parlamento vasco condenó ayer las amenazas y los ataques sufridos por las empresas que participan en el desarrollo y la construcción de la 'Y vasca'. La resolución contó con el voto favorable de todos los grupos de la cámara, salvo EHAK, que no tomó parte en la votación. Las instituciones democráticas tienen adoptada desde hace tiempo una decisión clara tanto respecto del modelo de tren mixto, susceptible de transportar viajeros y mercancías, como del trazado, concretado en lo que conocemos como la 'Y'. Se puede decir que el proyecto cuenta con una base democrática indiscutible, que le otorga legitimidad y que desmiente de raíz cualquier denuncia que tilda la decisión de imposición institucional o de democracia autoritaria.
Ello no significa que el proyecto y/o el trazado sean los mejores o constituyan la alternativa óptima, ni que los opositores no tengan razón en algunas de las críticas de fondo. Simplemente representa que en democracia hay unos cauces y unos órganos competentes para tomar las decisiones, que una vez adoptadas siguiendo el procedimiento previsto, podrán ser criticadas y revisadas si una nueva mayoría así lo establece, pero que no podrán ser tildadas de autoritarias o como actos de imposición. Sencillamente es la alternativa que tiene el respaldo de la mayoría y, por consiguiente, también la razón formal y material de esa mayoría.
En lo que respecta al proyecto de la 'Y' resulta preocupante que se esté imponiendo entre los sectores contrarios a la misma como mensaje central, en detrimento de razones críticas de orden medio ambiental o de viabilidad, ideas tan simples como que estamos ante un acto de imposición de Madrid y de Vitoria, adoptado en beneficio exclusivo de sus respectivos entramados de negocio. Reducida la discusión básica a ese nivel, la entrada de ETA se hace más digerible para ciertos sectores. No se trata ya de una cuestión medio ambiental o de discusión de modelo sino de contraponer al poder institucional democrático el 'contrapoder popular' articulado en torno a ETA y a su capacidad de provocar terror.
Me recuerda mucho a lo que sucedió realmente en el conflicto de la autovía de Leizaran. Recuerdo con tristeza cómo las razones ecológicas utilizadas como bandera de movilización ocultaron el verdadero núcleo del conflicto, que no era otro que el que enfrentaba el poder legítimo institucional con el poder coactivo de ETA, que lo que pretendía no era consolidar las bondades ecológicas de otro trazado, sino impedir mediante actos de violencia que se llevara a cabo el proyecto de las instituciones. Recuerdo con tristeza los cambios que se operaron en el PNV y PSE-PSOE, que entraron en el juego de transaccionar unas modificaciones de trazado con Lurraldea, cuando la verdadera razón era darle una satisfacción a ETA para que pudiera salir de ese conflicto.
Hubo también en aquella época exigencias para que el trazado se aprobara en referéndum, con la idea de poner de manifiesto el déficit democrático del proyecto institucional. Una vez se consiguió modificar el trazado, tan poco respetuoso con el medio ambiente como el inicial, nadie se movilizó ni pidió que se celebrara ningún referéndum para la aprobación del nuevo trazado. Por arte de 'birlibirloque' lo que era un acto de imposición institucional se convirtió en un ejercicio de democracia popular. ¿Cuánto cinismo! Mientras, hay gente que piensa que es una discusión sobre trenes.