“¿Qué haría el Estado Vaticano si los políticos españoles convocaran en la Plaza de San Pedro una marcha en pro del pluralismo moral y de matrimonios diversos y si, además, hicieran una conexión directa con el presidente del Gobierno español para que les aleccionan a todos sobre las virtudes de las leyes españolas?”, preguntó Llamazares.
La Iglesia católica española tiene el pésimo gusto de colocarse como defensora de la familia cuando la actualidad está cargada de horripilantes ejemplos en los que se da a conocer que predicadores de la santa palabra han violado como salvajes a los que resultan ser hijos de la familia que tanto dicen defender.
La Iglesia católica española debe cambiar su repugnante orientación de odio hacia el Gobierno democrático y el progreso ciudadano impulsado por voluntad de las urnas.
Leído en "Semáforo abierto"