El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 12 de enero de 2008

Por una Euskadi 2.0 y sin máscaras innecesarias

Iñaki Ortiz ha comenzado a colaborar en konpondu.net. Hasta ahora lo hacía en el blog que coedita con Alorza y donde propugna la participación ciudadana en las decisiones sobre políticas y servicios públicos. Un fantástico blog.

En esta ocasión, ha aceptado participar, tal como él lo dice, para manifestar públicamente su rechazo a la utilización de la violencia con fines políticos, así como su voluntad de que los conflictos políticos se resuelvan mediante procesos incluyentes, que sumen, que tengan en cuenta a todas las personas, desde el respeto a los derechos y a la dignidad de cada una. Dice creer en la inteligencia de las multitudes, en las ideas compartidas y en los procesos colaborativos. Y quiere una Euskadi construida entre todos, una Euskadi 2.0.

¿Puede alguien sentirse ofendido ante esto?


Pues parece ser que sí. Un tal "Eomund" ha saltado de manera absolutamente desacertada al ruedo y con insultos, descalificaciones y muchos improperios ha caldeado un ambiente que no debería nunca de haber dejado de ser relajado y sereno. Opina que "que esto es una farsa, y lo mínimo que puede hacer es denunciarlo". ¡Maldita manera de hacerlo!

Pero si alguna conclusión ha sacado de este debate que estoy siguiendo con curiosidad, es que de la misma manera que cuando comentamos en público algo y debatimos sobre temas más o menos importantes, nos miramos a la cara, vemos los gestos del otro, y sabemos con quien hablamos, cuando lo hacemos con gente enmascarada, o escondida entre bambalinas, o tras un cristal que nos impida reconocer al interlocutor, el asunto pierde su gracia y termina degenerando.

Creo que hay que replantearse debates con enmascarados. Aquí nadie tiene por qué escudarse en nombres falsos para dar su opinión. Porque no es necesario. Quizás sí en alguna república bananera de las existentes o de las que algunos quisieran montar, pero afortunadamente en este país, se puede hablar y decir lo que se quiera.

¡Dejemos las caretas para los carnavales, pero para hablar en serio de política o de lo que se tercie, mejor, en mi opinión, identificándonos.