El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

domingo, 13 de enero de 2008

Pacto de Ajuriaenea, 20 años después.

Leyendo ayer EL PAIS, vía Internet, me hicieron recordar que este fin de semana se cumplen 20 años de la firma del Pacto de Ajuria Enea. Hoy todos los grandes diarios lo recuerdan. Y uno, que no se acuerda muy bien de lo que comió ayer, pero recuerda detalles y anécdotas de lo acontecido muchos años atrás, ha leído con cierta nostalgia el artículo periodístico de Alberto Uriona.


En principio lo recuerdo como algo positivo, como uno de los pocos momentos que hemos vivido los vascos y las vascas que apostamos por la democracia y la convivencia por trabajar conjuntamente.

Fue el instrumento unitario contra ETA, quizás el mas eficaz, y que, como incluso reconoció la izquierda abertzale, provocó la mayor debilidad hasta entonces en el entorno de los terroristas. Ayudó a que nos convenciésemos de que juntos podíamos hacerle frente y derrotarla, abriendo a la vez la puerta a la resocialización de sus miembros.

Y sirvió para que acordásemos los compromisos que adquiríamos todos sobre desarrollo del autogobierno, para consensuar una lectura del texto que habíamos aprobado, pero cuya interpretación distaba mucho de ser unitaria. Fue otro motivo de esperanza.

Por contra, y una vez mas, la derecha más rancia española, empezó a echarse atrás de lo que había firmado e iniciado el proceso de marcar las diferentes estrategias ante ETA, el pacto saltó por los aires, o, en el mejor de las casos, inicio un proceso de invernación del que, desde luego, no ha vuelto a despertar.

ETA siguió con su actividad terrorista, pero el respaldo social a la organización ha caído espectacularmente. Desde entonces hemos presenciado varias sesiones de treguas y roturas de las mismas, con unos y con otros, y aunque la sociedad ha evolucionado muchísimo, la mentalidad de los que han ido pasando por la cúpula de la organización, nada.

Además, la economía vasca ha superado la reconversión industrial y se adentra con pie firme en la sociedad de la información, las infraestructuras de todo tipo y en general, todo ha mejorado sensiblemente. Solo ese grupo violento no ha visto ni entendido la diferencia.

El caso es que han pasado veinte años, y parece que la desinvernación del mismo sigue siendo poco probable, pero cada vez, aunque sea bajo otra fórmula y nombre, más recomendable.