Recinto del Mobile World Congress de Barcelona durante el desmantelamiento de las instalaciones. DAVID ZORRAKINO EUROPA PRESS ENRIQUE GIL CALVO en El País |
La versión oficial sostiene que el cierre del Mobile se debe a una epidemia de miedo, pero al mismo tiempo se ha celebrado en Ámsterdam la mayor feria audiovisual del mundo (el ISE) sin que haya habido deserciones, lo mismo va a pasar en Madrid con la feria de arte Arco, y con otra serie de convenciones internacionales que no se han suspendido.
Algo sucede con el principado, que de ser un polo de atracción universal con gran capacidad de acogida, como se demostró en Barcelona 92, ha pasado a ser un lugar "inhóspito" donde a veces no puedes sentirte bienvenido, si queman las calles, las pintan de amarillo o se niegan a hablarte en tu mismo idioma.
Y esta percepción hipotética podría relacionarse con la reciente evolución del ranking regional español, en el que Cataluña ha perdido la posición de cabeza que ocupaba no hace tanto para descender al cuarto lugar (con el 110% del PIB europeo per cápita), tras Madrid (125%), País Vasco (121%) y Navarra (114%).
El actual gobierno catalán ha renunciado a que Cataluña siga siendo la locomotora del sistema autonómico español, es decir, a ser la Alemania de la Unión Española, para pasar a conformarse con ser la Gran Bretaña que reclama “¡qué hay de lo mío!”, optando por querer fugarse fuera de España con sus contribuciones y sus impuestos, pero si siguen perdiendo su menguante ventaja relativa, dejará de ser rentable independizarse de España y entonces el secesionismo perderá su razón de ser.