en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

miércoles, 19 de febrero de 2020

El virus es peligroso pero la desinformación y la mentira flagrante no lo son menos y causan una alarma aun mayor.

Personal médico en el hospital de Wuhan.  AFP
  -  elpais.com
Se están realizando comparaciones entre la catástrofe de Chernobyl y lo que sucede estos días en China. Con bastante razón se podría argumentar que es como comparar piedras con plantas. Pero hay un punto común e importante: la actitud de las autoridades ante lo que se veía como una amenaza no para la vida humana sino para el sistema político.

Las democracias se pueden permitir el lujo de ser bastante ineficaces en muchas cosas y de recibir una lluvia de críticas constantes de sus ciudadanos porque estos, en el fondo, son conscientes de que es mejor una mala democracia que una buena dictadura. 

A las dictaduras les duelen las piernas de subir al podio a ponerse la medalla de oro. ¿Qué se hace entonces con quienes se oponen a este discurso? Se les persigue y se les silencia. 

El virus es peligroso –quienes entienden determinarán cuánto– pero la desinformación, el ocultamiento, la persecución y la mentira flagrante no lo son menos. Y gran parte de la alarma que se ha generado –y ojalá no tengamos que ver cosas peores– se deben más a esto que a la infección en sí misma.