en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

viernes, 14 de febrero de 2020

Empieza a estar claro que las autoridades chinas no han estado plenamente a la altura de las circunstancias. Y, lo que es peor, que han ocultado al mundo, y a los chinos también, buena parte de la verdad.

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¿Sería lógico pensar que esas compañías que se han negado a ir a Barcelona, que cuentan con poderosos servicios de investigación en todos los ámbitos, han llegado a la conclusión de que acudir al Congreso representaba un riesgo muy grande para la salud de los cientos o miles de empleados que iban a enviar a la Ciudad Condal?

Se abre una perspectiva realmente inquietante. La de que la epidemia de coronavirus es bastante más grave de lo que dicen las autoridades sanitarias. Al menos las chinas. 

Bastantes opiniones cualificadas que recogen algunos de los diarios de referencia europeos son mucho más pesimistas que las que expresan los responsables de la Organización Mundial de la Salud, que más de una vez en el pasado ha sido acusada de atender más a los intereses diplomáticos de sus países miembros que a la dinámica sanitaria real.

Por otra parte, se desconoce casi totalmente lo que ocurre en otras partes de China, empezando por Pekín. Solo se sabe algo de lo que ocurre en Hong Kong, una ciudad más penetrable para la prensa extranjera. Y las noticias no son precisamente buenas.

El panorama que se deduce de las opiniones citadas no es precisamente tranquilizador. Autoridades de algunos países africanos que tienen estrechas relaciones comerciales y productivas con China han expresado su temor de que la epidemia les afecte también a ellos. Y sus estructuras sanitarias no están a la altura de ese eventual desafío. En Japón y en la República de Corea, países mucho más avanzados, la inquietud, y el número de casos, son crecientes. En la India, cada vez más relacionado con China, también.