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La guerra. Algo que el cine ha descrito muchas veces como exaltante, en la que siempre ganan los buenos, intentando que los espectadores salgan encantados de la sala. Es una frivolidad imperdonable.
Sam Mendes narra el heroico calvario de dos tipos muy jóvenes del ejército inglés con una misión que puede ser suicida, la de abandonar las trincheras y salir a campo abierto para avisar a los suyos de que los alemanes han fingido una retirada, han montado una trampa para masacrarlos. Es una misión con escasas posibilidades de supervivencia para estos dos hombres responsables y asustados, pero con un motivo inapelable para uno de ellos, ya que su hermano se encuentra entre los que han sufrido el engaño.
Una película angustiosa y sorprendente con resultados tan creíbles como conmovedores.