Atender al deseo o a la razón es el planteamiento principal
de 'El castigo sin venganza', de Lope de Vega,
que puede verse en el Teatro de la Comedia.
Un clásico del siglo de Oro, cuyos personajes viven
un "tormento interior" al transitar por el tortuoso mundo
de los deseos prohibidos.
Esta crepuscular tragedia de honor oculta una profunda reflexión sobre el poder, la justicia, la responsabilidad, el amor y el deseo, ambientada en el contexto político de las ciudades-estado enfrentadas en la convulsa Italia de finales del quattrocento.
Atrapados en la tela de araña de un palacio de susurros, espejos y secretos, los personajes se enfrentan a su conciencia con una intensidad secreta y desconocida; la belleza de los versos se alía con la aspereza brutal de los conflictos y con un delicado ritmo casi cinematográfico en que las escenas se entrelazan y yuxtaponen. De fondo, la fama como eje de unas vidas abocadas a la mentira va gobernando una trama que desemboca en un desenlace sangriento sin resquicio de esperanza.
Desoladora, hermosa, magistral, El castigo sin venganza nos ofrece un espejo trágico de la condición humana. Obra maestra de la senectud del Fénix, reflejo de su desencanto por la sociedad y el dolor de sus circunstancias personales y familiares pero, a la vez, audaz superación de un arte destilado y preciso ante la irrupción de los poetas y dramaturgos jóvenes que se van adueñando de la primacía escénica, este canto de cisne lopesco mantiene hoy la implacable vigencia del arte de la tragedia: un lúcido viaje a las sombras de nosotros mismos.