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Quim Torra entregó a Pedro Sánchez una “propuesta de acuerdo democrático” con 21 puntos. Las tres demandas más importantes son: la “desfranquización de España y el aislamiento del fascismo y la ultraderecha”, la “regeneración democrática y la ética política” y “el ejercicio del derecho a la autodeterminación”.
Es decir, Torra le dijo a Sánchez que España sigue hundida en el franquismo, coquetea con el fascismo, su democracia flaquea, carece de ética política y es un Estado colonial (el derecho de autodeterminación solo se aplica a pueblos colonizados, otra cosa es un referéndum de independencia).
Curioso modo de tender puentes.
Y sí, la democracia española es mejorable, el crecimiento de la ultraderecha sigue la estela europea, un PP que hizo de la corrupción su 'modus vivendi' sabe poco de ética política y lo del Estado colonial… basta con consultar un libro de historia. Pero, ¿está Catalunya libre de polvo y paja?
En el 2017, el Parlament se burló de la democracia. Despreció la legislación catalana y española, también a la mitad de la población. Torra está en la órbita de un partido que hizo de la corrupción su 'modus vivendi'. La ultraderecha también se pasea por nuestras calles. Por partida doble. Y hay voces independentistas que construyen su identidad a base de denigrar y magnificar las carencias de ‘los otros’ y que hablan de democracia y libertad cuando quieren decir ultranacionalismo excluyente.
A Torra le falta un espejo.
