El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

domingo, 12 de abril de 2020

Aberri Eguna = Resurrección. Religión y Patria. O Patria y Resurrección. Dos conceptos peligrosos que, unidos, lo son aún más.

El domingo 12 de Abril (y a pesar del maldito intruso y todavía indomable virus llamado Coranavirus que en momentos de insólita, inesperada y profunda dificultad nos exige tenacidad, coraje, ánimo, disciplina, coordinación y mucha solidaridad), se celebra en Euskadi el Aberri Eguna. J.M. Bujanda nos lo recuerda en su post en Aberriberri Bloga.

88 años desde aquella convocatoria inicial en tiempos de la República. Hay que recordar que fue el PNV, unilateralmente, en una situación político/social concreta, que implicaba una relación estrecha con la religión imperante e indiscutible, quien instauro el Día de Resurrección como fecha, también de la Patria, para que resultase más fácil celebrar ese día y relacionar la resurrección de Cristo con una Patria que, según ellos, se moría lentamente y necesitaba un revulsivo para también resucitar.

Hoy en día, lo que voy a decir creo que es de todos conocido, esta celebración ha quedado exclusivamente en manos nacionalistas. Por un lado, el PNV la mantiene férreamente. Por otro, la radicalidad abertzale, con Bildu a la cabeza, suma a su reivindicación de la "Independentzia" cualquier posibilidad de movilización que pueda terminar suponiendo llevarse algún voto jeltzale desorientado. Los otros votos se la repanfinfla, se la pela.

La otra parte del País, mayoritariamente, pasa de cualquier historia de resurrecciones poco amoldables a la realidad político - social actual tan distinta de la de hace 88 años.


Yo prefiero entender la patria como el conjunto de la ciudadanía que en cada momento concreto vive en un espacio determinado y el patriotismo como la solidaridad entre todos y todas las que compartimos ese espacio. Es más como un camino sin fin que como un destino y una meta ya predeterminada.
Creo sinceramente que hace falta un nuevo acuerdo de un nuevo Estatuto, basado en el actual y que actualice el Estatuto de Gernika. Ojalá ese acuerdo cuente con más apoyo que el anterior. Y probablemente, sea en ese momento, cuando podamos consensuar 
esa nueva fecha que pueda ser asumida por todos/as.

Mientras tanto, solo la humildad nos permitirá reconocer que ni el día ni el himno cuentan con apoyo y conocimiento social suficiente. Y desde esa humildad habrá que trabajar por el consenso.