“Aquellos que te hacen creer en absurdos, pueden hacerte cometer atrocidades”. Voltaire.

miércoles, 1 de abril de 2020

La Guerra Irrestricta.

En febrero de 1999, en Beijing, publicó el libro titulado “LA GUERRA IRRESTRICTA”. Liang y Xiangsui iniciaban de esta manera una revolución en el campo de las teorías de la guerra aunque nadie lo notó en ese momento.

La primera regla de la Guerra Irrestricta es que no hay reglas, nada está prohibido. La publicación encendió alarmas en los EEUU. El libro fue inmediatamente traducido por el Servicio de Inteligencia de la USAF y la Escuela de Guera de la Marina de los Estados Unidos pidió autorización a sus autores para emplearlo como un libro de estudio. Pero no fue hasta después de los ataques del 9/11 que el libro empezó a tomar una importancia inaudita. Se llegó al colmo de publicarse en los Estados Unidos una edición titulada: “Guerra Irrestricta: el plan maestro de China para destruir América”.

Los coroneles chinos vislumbraron un mundo en el que las amenazas sobrepasarían el ámbito estrictamente militar, en el que se emplearían métodos vedados por las leyes internacionales y las cuales EEUU, como gestor de las mismas no podría quebrantar tan fácilmente sin caer en el desprestigio político. Simplemente, el tiempo le dio la razón a sus planteamientos.

Bajo este punto de vista, la guerra se desborda fuera del campo de batalla y los métodos empleados se multiplican a todos los ámbitos de las naciones y la tecnología.

La nueva teoría de la Guerra Irrestricta podría ayudarnos a entender muchos de los aspectos que rodean las decisiones y acciones políticas, económicas, ambientalistas, legales, financieras, etc. que dominan la geopolítica mundial, preparándonos para afrontar los desafíos y poder discernir entre la verdadera colaboración o las amenazas de estados y organismos nacionales, internacionales y supranacionales que rodean la geopolítica nacional y mundial.

En uno de los pasajes del libro, Qiao y Wang vislumbran el futuro de la guerra en la cual “el joven soldado que tenga que cumplir sus órdenes preguntara: ¿donde está el campo de batalla?, la respuesta debería ser: “en todas partes”