Los comentaristas políticos siempre han defendido que en la política estadounidense hay algunas cosas todavía inaceptables: ser homosexual, ser socialista o ser afroamericano. Con esta última acabó Barack Obama (O se convirtió en la excepción que confirma la regla), pero las otras siguen claramente vigentes. Y las últimas noticias que nos vienen del Imperio yanqui así nos lo confirman.
Sanders siempre se ha definido a sí mismo como socialista democrático y eso jamás podrá ser aceptado por ese americano medio que tan bien vemos reflejado en las películas. No os digo nada en esos otros que estos días hacen colas en las tiendas de armas.
Sanders siempre se ha definido a sí mismo como socialista democrático y eso jamás podrá ser aceptado por ese americano medio que tan bien vemos reflejado en las películas. No os digo nada en esos otros que estos días hacen colas en las tiendas de armas.
La candidatura de este demócrata siempre ha despertado más simpatías fuera de Estados Unidos que en su propio país, porque sus propuestas de sanidad universal, de educación pública accesible a todo el mundo, la lucha contra el cambio climático y una fiscalidad pensada en la redistribución parcial de la riqueza son elementos perfectamente entendibles y defendibles, por ejemplo, en la socialdemocracia europea, pero especialmente ajenas a la mentalidad de una gran parte de la ciudadanía del país de las barras y las estrellas, muy dado a símbolos patrios, pero poco dados a medidas que defiendan la solidaridad con los compatriotas más necesitados.
Esperemos que la retirada de Sanders abra cierta colaboración con Joe Biden que permita derrotar al presidente americano mas esperpéntico y peligroso de la historia de EEUU.
