Una estrategia tan antigua como la humanidad es desviar ligeramente la atención para que la gente vea el dedo y no la luna. El ruido de Salamanca pretende evitar las corruptelas e ineficacias en la gestión de Ayuso.
Oirles, para defender esas caceroladas, que exigen que se respete la libertad de expresión sorprende y verles la prepotencia y chulería de los manifestantes ante la policía resulta lamentable.
Lo escandaloso es el incumplimiento de las normas, cuando vivimos todavía una crisis gravísima de salud pública. Si hay que mantener la distancia de seguridad, no es de recibo que unos pocos crean tener patente de corso.La "sin vergüenza" Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, justificó a los vecinos de la calle Núñez de Balboa por manifestarse, "porque muchos de ellos “se van a arruinar” a costa de las políticas del Gobierno de Sánchez. Por poco me hace llorar.
Si encima le escuchas decir que para justificar sus dos viviendas que huelen a corrupción gruesa, "no puedo tomar decisiones en la misma mesa donde ceno", riéndose de millones de madrileños a la cara, da ganas de vomitar.
