Sí, es la oficina oficial del presidente de los Estados Unidos de América.
Y huele.
Huele a cadáver ... político.
Tiene dos meses para sus últimas pataletas.
Pero sí, definitivamente, sus últimas pataletas.
¿Os acordáis de esas películas en los que el actor al que le disparan mortalmente,
el malo de la película, que ha matado y nos ha hecho odiarle,
le cuesta una eternidad caer al suelo, muestra infinidad de caras de dolor,
se va agarrando a los muebles cercanos, tirándolos a su paso,
cae lentamente al suelo,
balbucea, se despide con alguna frase más o menos ridícula
y muere, definitivamente muere.
(En este caso políticamente)
Y los espectadores descansamos al verle ya definitivamente quieto
Y nos devuelve la paz arrebatada.
Pues eso.