Y es difícil equilibrar la balanza, pero entramos en la semana decisiva en la que, tal como dice la Ley de Murphy, aunque parezca increíble, todo puede ir peor aún. Por ejemplo, en función de lo que pase mañana en las elecciones en Estados Unidos. Mañana, martes, se celebran los comicios y el mundo entero va a esperar, con inquietud, los resultados.
Históricamente, siempre hemos estados pendientes de las elecciones en ese país, por el peso que tiene Estados Unidos en el contexto mundial, peso tanto político como económico, pero nunca se ha contenido tanto la respiración como se va a contener mañana al cierre de los colegios electorales.
Una nueva victoria de Donald Trump sería desastrosa para la democracia y para el orden mundial. El discurso 'Trumpista' ha atravesado fronteras y se ha instalado en muchos rincones del mundo, no solo haciendo explotar grupos, hasta hace pocos minoritarios o residuales, sino calando también en alguna derecha hasta hace poco moderada.
Así que contendremos el aliento hasta saber si gana Biden y devuelve a los Estados Unidos al camino de la democracia y el multilateralismo, aunque algunos de los destrozos ocasionados por Trump sean ya de difícil arreglo. ( Ángels Barceló )