en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Ni las fake news de Trump,
ni las de los gobiernos españoles,
ni las de los medios de comunicación
se solucionan con un Ministerio de la Verdad


Ha estado bien que los principales canales de televisión norteamericanos rotularan mientras hablaba Trump desde la Casa Blanca diciendo que todo lo que estaba afirmando eran mentiras. E incluso ha estado bien que hayan cortado la transmisión porque estaba alentando disturbios en las calles.

El comportamiento de los grandes medios norteamericanos no es una señal de honradez. Es la prueba de que Trump ha perdido, porque los grandes medios no confrontarían con Trump si pensaran que iba a repetir como Presidente de los Estados Unidos. Hasta Fox News, del desecho periodístico que es Murdoch, el que se inventó y progagó la mentira de las armas de destrucción masiva en Iraq, ha discutido con Trump. Por cierto, las mentiras de Murdoch en España las propagaron, con ayuda de Aznar, prácticamente el cien por cien de los medios de comunicación.

Esos mismos medios son los que hoy están diciendo que el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos está construyendo un Ministerio de la verdad. Los medios que, por cierto, defendieron la Ley Mordaza del PP.

En España, los gobiernos nos han mentido, por ejemplo, con las armas de destrucción masiva en Irak o achacando a ETA los atentados del islamismo radical de Atocha. Los gobiernos, tanto del PSOE como del PP, han utilizado al CNI para cosas ilegales, por ejemplo, para salvar el trasero tanto al Rey emérito como a sus etcéteras. Los gobiernos del PP, igualmente, han utilizado medios ilegales para investigar a adversarios políticos, para destruir pruebas que les incriminaban o para inventar pruebas. 

La solución no pasa por golpear las libertades y el control al poder. Muy al contrario, pasa por inyectar sociedad civil -organizaciones de usuarios- dirigidas a evitar las mentiras en los medios, por hacer leyes antimonopolio, por desligar los medios de comunicación de las grandes empresas ajenas a la comunicación,  por articular leyes para que las mentiras, especialmente si se prueba que son interesadas, se paguen muy caro.