El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 20 de noviembre de 2020

Españoles, hoy ha sido un día como otro cualquiera y ese es el éxito de la Democracia.

 Tal día como hoy, Francisco Franco falleció y yo tuve una ilusionante semana de fiesta en la Uni.

Que Franco ha muerto lo anunció el presidente del gobierno, Arias Navarro, un hombre con cara de vampiro mesetario, cuyas lágrimas ni me conmovieron ni me dejaron de conmover. Sólo pensé que se abría un futuro mejor.

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El paso de los años aporta, se supone, objetividad y una visión histórica más equilibrada de todos los acontecimientos. Así suele ocurrir en todos los países, salvo en el nuestro, donde cuanto más tiempo pasa más confuso es el juicio de la historia y más complicado resulta admitir el franquismo como etapa histórica superada.

De Franco se dicen aún cosas y muchas dejan de lado los hechos más trascendentales.

El primero es que Franco y su bando ganaron la Guerra Civil. El dato, me temo, no tiene vuelta de hoja. Si en Alemania o Italia nunca han tenido problema con negar a Hitler y Mussolini, es porque ambos perdieron la guerra.

El segundo dato es que falleció en un hospital de Madrid por aquello de la edad, lo cual significa que gobernó desde 1939 a 1975 sin atisbar un solo día el exilio, a diferencia de tantos sátrapas del siglo XX.

Y el tercer dato es que más de un millón de ciudadanos viajaron a Madrid porque les dio la gana a despedir a su ídolo.

Hoy ha sido un día como otro cualquiera y ese es el éxito de una generación –anterior a la mía– que supo salir de aquella dictadura con una altura de miras y espíritu de reconciliación de los que carecen quienes no aceptan que las cosas son como son y no como les gustaría.